Federico García Lorca
Así como Antonio Machado escribió que su "infancia son recuerdos de un patio de Sevilla", Federico García Lorca se refirió a su pueblo natal, Fuente Vaqueros, como "aquel pueblecito muy callado y oloroso", donde nació en 1898. Cuando el poeta tuvo once años, su familia y él trasladaron su lugar de residencia habitual a la ciudad de Granada. No obstante, siguieron pasando los veranos en el campo, en Asquerosa, un pueblo llamado hoy Valderrubio, donde Federico encontró la inspiración suficiente para escribir allí gran parte de su obra.
Estudió Derecho y Letras en la Universidad de Granada aunque en 1919 se trasladó a Madrid, donde se hospedó en la conocida Residencia de Estudiantes. Este alojamiento tenía un significado singular pues se consolidó como el punto de unión entre la cultura de España y el resto de Europa. Su estancia en la capital le permitió conocer a destacadas personalidades como al creacionista Vicente Huidobro o al director teatral Eduardo Marquina.
Gracias a los viajes de estudios primero y a sus visitas al continente americano, Federico García Lorca logró conocer varias ciudades españolas así como Nueva York, Buenos Aires o La Habana.
Su faceta de dramaturgo
El teatro de García Lorca se inicia con el estreno de El maleficio de la mariposa en 1920, una obra con un claro espíritu simbolista. Su representación, contra todo pronóstico para el poeta, supuso un verdadero fracaso. Sin embargo, este revés no coartó al granadino que supo hacer frente a las adversidades. Así, en 1925, escribió Mariana Pineda, obra con la que consiguió reanimar el drama en verso. Esta no se representó hasta dos años después, en 1927.
Dibujo de Federico García Lorca para El maleficio de la mariposa.
Figurín de Salvador Dalí diseñado para Mariana Pineda.
Su teatro también experimenta en el ámbito del teatro de muñecos. Este abarca desde la presentación de su Teatro de Cachiporra Andaluz (1921) hasta la representación del Retablillo de don Cristóbal y doña Rosita, en el Teatro Avenida de Buenos Aires en 1934.
Sobre la base de este nuevo teatro, se construye la "farsa violenta" titulada La zapatera prodigiosa, entre 1923-1930 y 1933. Esta obra acoge el modelo del matrimonio desigual entre el viejo y la niña.
Figurines dibujados por Federico García Lorca para La zapatera prodigiosa.
Su viaje a Nueva York en 1929, con motivo de una fuerte crisis personal y sentimental, nos dejó una de las obras más importantes de la poética lorquiana: Poeta en Nueva York, publicada después de su muerte en 1940. Además, en la gran ciudad estadounidense se convierte en un espectador experimentado. De su estancia allí nos deja dos obras con un marcado carácter vanguardista: Así que pasen cinco años y El público. El propio Federico consideró que estas obras aún no eran adecuadas para ser representadas pues su contenido, homosexualidad y revolución, escandalizaría a un público inexperto como el español.
Autorretrato de Federico García Lorca durante su estancia en Nueva York.
Durante la Segunda República, consiguió el verdadero éxito con la representación de Bodas de sangre, en 1933. Este drama rural sería el primero de una trilogía sobre las tierras españolas. A esta trágica boda, le siguió Yerma, una nueva obra inspirada en la tragedia de la mujer estéril escrita en 1934. Esta trilogía se completa con La casa de Bernarda Alba, cuyo carácter trágico deriva de los agentes sociales y no de la naturaleza como en Yerma. Aunque Federico García Lorca terminó su escritura en 1936, esta obra — subtitulada "Drama de mujeres en los pueblos de España" — no fue representada hasta 1945. Aquí, Bernarda somete a sumisión a sus siete hijas bajo la excusa del duelo por la muerte de su marido, represión que desencadenará la rebelión y el suicidio de una de sus hijas.
Por último, Federico García Lorca inicia un teatro que se encamina hacia la comedia. Dentro de este ciclo, destacamos Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935). El tratamiento irónico de los hechos, sobre todo de lo cursi, hace que la obra se aleje de lo convencional. La obra se reviste de cierta comicidad desde el propio argumento: Rosita, la solterona granadina, lleva esperando a su novio desde la juventud hasta la vejez.
García Lorca, director teatral de La Barraca
El inicio de la Segunda República, hizo que Federico García Lorca entrara a formar parte de varios proyectos culturales patrocinados por la empresa republicana.
La mayor aportación del dramaturgo granadino a favor del cambio cultural fue la organización del teatro universitario La Barraca. Junto Eduardo Ugarte, García Lorca dirigió este grupo de teatro a partir de 1931, año en que surgió esta idea. Su objetivo fue renovar el teatro español con la representación de obras del teatro clásico español.
Abajo, de izquierda a derecha, personaje desconocido y Federico García Lorca.
Esta experiencia como director de teatro influyó desde dos perspectivas en su quehacer dramatúrgico: primero, le permitió apreder el oficio de director teatral; segundo, le acercó a un nuevo público, más allá del burgués y frívolo público de Madrid.